martes, 29 de abril de 2008

En el rincón del secreto,
dejo mi nombre y mi rostro,
mi cuerpo y mi voz.
Nada sirve al lugar donde voy.
Allí deje de ser para serte...
Allí mi cadáver no tiene tumba...
Allí la voz se hundió en el silencio
y el alma fue testigo de muertes entre humos y cenizas.
Parto.
Excluida de tu mirada me alejo bajo la piel enamorada
con las promesas acuestas y el dolor como estandarte.

Medea

No hay comentarios: