lunes, 29 de septiembre de 2008


Hundo mi dedo en la herida sangrante de vuestro maniático redentor, escribo en su frente desgarrada por las espinas: ¡Fuck you!



Medea


Tu nombre escrito sobre las cenizas transfigura el recuerdo en espigas que crucifican el olvido…





Medea

martes, 23 de septiembre de 2008


La muerte se viste de Dios
cuando el mundo estrella
astillas de recuerdos
carcomiendo la mente

Alma que no seduce
pensamientos negros
lágrimas de sangre
esperando un momento final

La muerte se viste de Dios
cuando el cantar termina
y los esqueletos de los canarios
caen rotos en el piso

La muerte se viste de Dios
cuando nuestros gritos no llegan
y en el puerto de los desposeidos
una gran mano aprieta

La muerte
si mi Dios
la muerte se viste de ti
en toda esta historia terrena

Cuando el amor naciente
es asfixiado por la condena
momentos de espanto
en un asesinato anunciado.

Aquí estoy
En pedazos desparramada por el suelo
Todo lo que fui alguna vez
Esta hecho añicos sobre las lozas
Ahí..
En medio del tablero de ajedrez
Uno por uno
Han perecido mis sueños infantiles
Los he visto agonizar...
Enlutecer...
Y no tuve el valor de cerrarles los ojos
Una vez ya difuntos para siempre
Aquí estoy...
Si alguna noche ajena
Añoraste verme sin mis tules...
Sin mis mantos, ni mis sedas
Contémplame ahora...
Antes de que vengan las mucamas a ordenarme
A depositarme en sus bolsas de basura
Tan negras como el luto de mi muerte
Porque estoy hecha pedazos por el suelo
He muerto unas mil veces esta noche
Perecí en agonía junto a cada desaliento
Y aposté contra las parcas mi ultima sonrisa...
Y como podrás ver...
He sucumbido ante su ingenio...

Lucía Romero (Luly)

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Me doy cuenta de que me faltas...

Me doy cuenta de que me faltas
y de que te busco entre las gentes, en el ruido,
pero todo es inútil.
Cuando me quedo solo
me quedo más solo
solo por todas partes y por ti y por mí.
No hago sino esperar.
Esperar todo el día hasta que no llegas.
Hasta que me duermo
y no estás y no has llegado
y me quedo dormido
y terriblemente cansado
preguntando.
Amor, todos los días.
Aquí a mi lado, junto a mí, haces falta.
Puedes empezar a leer esto
y cuando llegues aquí empezar de nuevo.
Cierra estas palabras como un círculo,
como un aro, échalo a rodar, enciéndelo.
Estas cosas giran en torno a mí igual que moscas,
en mi garganta como moscas en un frasco.
Yo estoy arruinado.
Estoy arruinado de mis huesos,
todo es pesadumbre.

Jaime Sabines

jueves, 11 de septiembre de 2008

Soneto para el final

Tal vez, cuando después de haber vivido
llegue un amanecer a despertarme
les diga a los que puedan escucharme:
¡Qué sueño tan extraño el que he tenido!.

Porque, efectivamente, si no ha sido
mas que un sueño la vida, al acordarme
de todo lo que vino a enamorarme
tendré que darlo todo por perdido.

Tanto peregrinar, tantos sucesos,
tanto cambiar las penas por los besos,
tanto opinar y tanto desengaño,

cuando, de pronto, acabe con la muerte,
con el que al otro lado me despierte
comentaré: ¡Que sueño tan extraño!

Luis López Anglada

miércoles, 10 de septiembre de 2008

OLVIDO

Cierra los ojos y a oscuras piérdete
bajo el follaje rojo de tus párpados.
Húndete en esas espirales
del sonido que zumba y cae
y suena allí, remoto,
hacia el sitio del tímpano,
como una catarata ensordecida.
.
Hunde tu ser a oscuras,
anégate la piel,
y más, en tus entrañas;
que te deslumbre y ciegue
el hueso, lívida centella,
y entre simas y golfos de tiniebla
abra su azul penacho al fuego fatuo.
.
En esa sombra líquida del sueño
moja tu desnudez;
abandona tu forma, espuma
que no sabe quien dejó en la orilla;
piérdete en ti, infinita,
en tu infinito ser,
ser que se pierde en otro mar
olvídate y olvídame.
.
En ese olvido sin edad ni fondo,
labios, besos, amor, todo renace:
las estrellas son hijas de la noche.

Octavio Paz

lunes, 1 de septiembre de 2008

El insomnio abre la puerta de tu recuerdo. Entras como una ráfaga de aire fresco golpeando mi rostro. Me quedo en silencio escribiendo en el viento tu nombre.

Tu sombra se desliza sagazmente por mi cuerpo, invade las paredes, los muebles… te mueves ágilmente. Entras a mis sábanas como tenues caricias, tocas mi sonrisa con tus labios, mi piel con tu piel, mi sexo con tus manos (forjadoras de deseos consumados). Entonces un suspiro y nada, tú no estas ahí, sólo son sueños delirantes bajo los hilos plateados de la luna cristalina que me mira.

Luna maldita, deja de evocar su cuerpo. Viento vil no traigas sus murmullos. Dejen que mi cuerpo se confunda con la niebla oscura que invade los recovecos rincones de mi alma.

La noche esta consumiéndose, tras ella deja un olor a cadáver fresco. Son las cinco, hora de la aniquilación de tu recuerdo. Te veo danzando en el humo del cigarrillo a medio fumar. Escapas por la ventana, convertida en oscuridad, en ausencia, en lejanía.

Amanece, sólo quedan frases, son tantas que bajo el débil rayo del sol, en medio de esta locura calcinante, las desecho una a una, amontonándolas junto a los cadáveres de los minutos que han transcurrido.

Sólo frases, frases que te heredaría con placer si tan solo con eso regresaras pero el nuevo día trae consigo la melancolía transformada en soledad.

Medea