Para los ojos que me hacen soñar…
Yo llegué al filo de tu cama
y te veía envolverte en las sabanas tibias.
Yo me ceñí a tu cuerpo (cálida piel de durazno)
y veía el ardor del deseo confeso.
Yo te abrazaba en la oscuridad
y te veía buscándome con ansiedad.
Yo me bebía tu sonrisa traviesa
y veía la luz en tus ojos de mar.
Medea
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