viernes, 18 de julio de 2008

Allá a lo lejos se ve la sombra de la mujer efímera, trato de alcanzarla. Se aleja a cada paso de la luna creciente.
El reflejo en el agua es menos perdurable.
De su espalda brotan alas, vuela, corro.
La oscuridad la cubre y el viento se la lleva a un lugar donde mi voz no la alcanza.
Grito tu nombre y de mi boca brotan mariposas muertas, mis manos se rompen en el silencio, mi ser se desgarra entre el llanto y la desesperación.
Soy sólo una luz opaca, sin cuerpo, sin voz, sin nada...

Entonces un sobre salto y descubro que sólo estaba soñando.

Medea

No hay comentarios: