martes, 20 de mayo de 2008


Te he buscado desesperadamente en las noches de insomnio.
Te has perdido entre las lágrimas y la locura.
Marcho día y noche entre esfinges caídas ante mis ojos,
arrastrando la sombra de mi ser en el adoquín de esta ciudad putrefacta.
Y te he buscado desesperadamente
porque sólo tú salvas del llanto y la locura a esta mendiga y la haces reina coronada por tus manos.





Medea

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